Por la crueldad del relato, podría suponerse que Collodi no pensó en él como obra de literatura infantil, si bien resulta contradictorio que lo publicase en el "Giornale per i bambini".
Los pasajes más discutidos han sido, quizá, el de la creación de la marioneta. Pinocho cobra vida mientras el carpintero Geppetto (diminutivo de Giuseppe, abuelo Gepeto en la versión castellana) lo está tallando en su taller. La trama está llena de escenas algo fuertes para los niños como una parte donde dos estafadores, el zorro y el gato, intentaron por todos los medios quitarle al niño sus monedas de oro, hasta que al final lo atrapan y deciden ahorcarlo en una gran encina, ya que Pinocho se escondió las monedas en la boca.
Las versiones posteriores han sido menos dramáticas.
Algunos investigadores han insistido en la influencia de la masonería en la obra de Collodi. Así, por ejemplo, las opiniones del presidente del Centro de Estudios Históricos de la Masonería Española: " El camino correcto se alcanzaba a través del conocimiento y la sabiduría. Lo que había sido un tronco de madera y luego una marioneta, se convirtió finalmente en una persona real, tras superar las adversidades que se le presentaron". La tesis se refuerza con el dato de que Collodi era masón, y pudo pretender, a través del cuento de Pinocho, una alegoría sobre la formación de las personas basada en el honor, la verdad y la virtud.
La primera versión conocida en español, corrió a cargo de Rafael Calleja, hijo del fundador de la Editorial Calleja, ilustrada por Salvador Bartolozzi.
Alekséi Nikoláyevich Tolstói escribió una famosa adaptación en ruso del libro original, llamado Las aventuras de Buratino.
Más humano y pedagógico fue El Nuevo Pinocho de la escritora austriaca Christine Nöstlinger.