Magia - rompecabezas en línea
La magia es el arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales.
Etimología
Proviene del latín magīa,[1] derivado a su vez del griego μαγεία mageia (‘cualidad de sobrenatural ’),[2] y del griego magiké (que presumiblemente se utilizaba en el término «artes mágicas» junto con la palabra tekhné, ‘artes’), el cual es el femenino de magikós (‘mágico’) que proviene de magos (‘ uno de los miembros de la clase sacerdotal y erudita’).
Este término proviene del antiguo persa maguš (mágush), que posiblemente proviene de una raíz protoindoeuropea *magh-, ‘ser capaz’, ‘tener la capacidad’.[3]
Desde esa antiquísima palabra protoindoeuropea ( de mediados y fines del III milenio a. C.) se produjo también el sánscrito māiā (‘ilusión’, ‘irrealidad’, ‘engaño’, ‘ fraude ’, ‘ truco ’, ‘hechicería’, ‘ brujería ’),[4] que se menciona por primera vez en el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.). Esa palabra proviene de la raíz sánscrita māi (‘obrar’, ‘mover’).
Contextualización de la magia
Inversamente a la Teología, Filosofía, y a las ciencias ortodoxas que versan e importan sobre las causas, la magia, para autoformularse y autodefinirse, se define como la manifestación de la supuesta veracidad maravillante de algunos efectos que no requiere averiguar sus causas. Conocer las causas o que el efecto no sea maravilloso extingue la magia y el pensamiento mágico migra a otros tipos de pensamiento, ( de los supuestos «efectos mágicos» se deriva la metonimia histórica con la medicina y la farmacología).
A través de la aceptación de la existencia de la magia, se acepta implícitamente a esta como la causa abstracta o seudoabstracta del efecto mágico, como un principio o verdad primaria a partir del cual se desarrolla toda la parafernalia seudológica. Desde tiempos muy remotos, se aspira a develar, a conocer y a usar lo que presumiblemente estaría oculto a los sentidos (Cognición), oculto a la percepción sensorial clásica, a la lógica, a la razón y al criterio.