El término kerygma proviene del griego κήρυγμα ('anuncio', 'proclamación') y significa 'proclamar como un emisario'.[1] Se trata de un género literario bíblico de sesgo oratorio que actualmente podría estar representado como el anuncio de una buena noticia.[2] Esta palabra se aplica a la proclamación de los cristianos que se inicia poco después de la muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, hacia el año 30.
En las escrituras
Los que se han dedicado a la búsqueda del Jesús histórico consideran kerigma toda la doctrina que aparece después de la muerte de Jesús de Nazaret. Inicialmente se intentó eliminar todo lo correspondiente al kerigma para acceder a la figura del Jesús histórico. Tras comprobar que no es posible, se inició un acercamiento al Jesús de la historia precisamente a partir de ese kerigma. Así pues, según el libro de Hechos de los Apóstoles :
Estas manifestaciones con el aspecto de acusación están insertas, sin embargo, en el estilo y la tradición del profetismo judío que podemos ver a lo largo del Antiguo Testamento. Además, según la Biblia, cuando Jesús inició su ministerio público, ingresó a la sinagoga, tomó el rollo del profeta Isaías y leyó:
Después de leerlo se identificó a sí mismo como el mesías del cual hablaba el profeta en sus escritos. La afirmación que hace Jesús en ese momento es conocida como el kerigma o anuncio de la buena nueva y constituye la base de la prédica para sus seguidores.
Kerigmas en el Nuevo Testamento
La venida de Jesús como Mesías (Hechos 2:30; 3:19, 24, 10:43; 26:6-7, 22; Rom. 1: 2-4, 1 Tim 3-16; Heb. 1: 1-2; 1 Ped:1-2; 2 Ped.: 1: 18-19).
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