Héroe - rompecabezas en línea
En la mitología y el folclore, un héroe (del griego antiguo ἥρως hērōs) o heroína (femenino) es un personaje eminente que encarna la quintaesencia de los rasgos claves valorados en su cultura de origen. Comúnmente el héroe posee habilidades y rasgos de personalidad idealizados que le permiten llevar a cabo hazañas extraordinarias y beneficiosas («actos heroicos») para salvar a las personas del peligro, por las que es reconocido (compárese con el villano ).
En la narración mitológica se conforma por un inicio casi siempre extraordinario, mediado de diversos conflictos que se resuelven, y un evento final en donde el héroe se confronta con su contrario (ya sea un individuo o conjunto de individuos) y finalmente muere (ya pierda o gane) de manera gloriosa para servir de ejemplo al género humano.
Etimología y definición
La palabra héroe proviene del griego antiguo ἥρως (hērōs) y podía ser aplicado tanto a hombres como a mujeres ilustres. El concepto apareció por primera vez en Grecia y fue aplicado en la cultura por Píndaro quien distingue entre dioses, héroes y hombres. A su vez Platón distingue entre dioses, démones o demonios, héroes y hombres. En la época arcaica Hesiodo define héroe como «semidiós» o «dios local » mientras que Aristóteles declara que los héroes eran, tanto física como moralmente, superiores a los hombres. Pero el significado moderno de héroe o semidiós aparece con latinos como Cicerón; y con el célebre Virgilio.
La definición que Kerengi da del héroe es :
Recibe un culto ( de hecho, buena parte del culto se consagra a los héroes [griegos]); pero no es, en modo alguno una divinidad. Tampoco es un ser humano, o por decir mejor, ya no es un ser humano. Ha sido un hombre, o una mujer, tras haber vivido, ha sufrido una muerte heroizadora. La muerte le ha conferido un estatus como figura religiosa, activa tanto en el culto como en el mito. Por esto los hombres actuales pueden solicitar su ayuda, o intentar conjurar su cólera; se dirigen a él, le invocan y, en último lugar, aunque no menos importante, cantan sus altas proezas, los designios de Dios, han sido constituidos como mediadores entre la divinidad y los otros mortales, aquellos que todavía no han alcanzado la bienaventuranza eterna.