Driveway - rompecabezas en línea
Un coche fúnebre o carroza fúnebre es un vehículo que se utiliza para transportar el ataúd que contiene los restos mortales de una persona. En el ritual funerario de muchas culturas los despojos mortales se depositan en un féretro que es transportado en un coche fúnebre por el trayecto desde el sitio de velación, la iglesia y el punto final de entierro o incineración del cuerpo. En algunos casos, el vehículo es acompañado por escolta policial o militar, como ocurre en los funerales de Estado, que en ocasiones reemplazan el coche fúnebre por cureñas o helicópteros para el traslado del féretro al lugar de inhumación, cremación, etc.
Estructura del coche fúnebre
El coche fúnebre tradicional consta de un chasis alargado tipo vagón con espacio suficiente para albergar un ataúd y los arreglos florales que le acompañan. La parte frontal, incluyendo la cabina, son muy parecidos a una limusina con capacidad para el conductor y uno o dos acompañantes del féretro.
La parte trasera del coche fúnebre está especialmente diseñada para alojar el ataúd equipando el piso con sendos armazones metálicos provistos de seguros que sirven tanto para estabilizar el cajón ( si están activados) como para permitir su deslizamiento. El vagón trasero puede estar recubierto totalmente en vidrio transparente - con lo que se permite una vista total del féretro - o recubierto por carrocería metálica con vidrios polarizados o semi polarizados.
Los coches fúnebres equipados con bocinas, campanas o sirenas son aún comunes en ciertas regiones del mundo. Dichos artefactos son utilizados para dar una mayor solemnidad al ritual y eran un aditamento casi que obligado en los coches de principio y mitad del siglo veinte.
Estilos de coches fúnebres
Los estilos asociados a los coches fúnebres han variado de tiempo en tiempo siendo característico en el siglo XVII el uso de carrozas talladas en maderas con fuertes figuras naturales - hojas especialmente - y columnas y techos en el estilo victoriano del siglo XIX. Este estilo se conservó en los coches fúnebres hasta bien entrado el siglo veinte.