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Un enchufe está formado por dos elementos: clavijas y tomacorriente (o toma de corriente), que se conectan uno al otro para establecer una conexión que permita el paso de la corriente eléctrica.
Este dispositivo forma un circuito eléctrico al conectar la ficha (clavijas o pines, generalmente dos o tres) con la base (tomacorriente o enchufe hembra).
Enchufe macho o clavija
Un enchufe macho o clavija es una pieza de material aislante de la que sobresalen varillas llamadas espigas metálicas que se introducen en el enchufe hembra para establecer la conexión eléctrica. Por lo general, se encuentra en el extremo del cable. Su función es establecer una conexión eléctrica con la toma de corriente que se pueda manipular con seguridad. Existen clavijas de distintos tipos y formas, que varían según las necesidades y normas de cada producto o país.
Enchufe hembra o tomacorriente
El enchufe hembra, tomacorriente o toma de corriente, generalmente se sitúa en la pared, ya sea colocado de forma superficial (“enchufe de superficie”) o empotrado en la pared montado en una caja (“enchufe de cajillo” o “tomacorriente empotrado”), siendo este el más común. Como mínimo, constan de dos piezas metálicas, que reciben a sus homólogas macho, para permitir la circulación de la corriente eléctrica. Estas piezas metálicas quedan fijadas a la red eléctrica por tornillos o, actualmente con mayor frecuencia, por medio de unas pletinas plásticas que, al ser empujadas, permiten la entrada del hilo conductor y al dejar de ejercer presión sobre ellas, unas chapas apresan el hilo, impidiendo su salida.
Enchufe de superficie
El enchufe de superficie, en el pasado, ha sido muy utilizado para instalaciones antiguas por su facilidad de instalación, al no precisar de obras.