Aunque existen indicios de asentamientos pertenecientes al Paleolítico inferior, y yacimientos vacceos y tardorromanos, Valladolid no tuvo una población estable hasta la repoblación de la cuenca del Duero, cuando Alfonso VI entregó a su valido Pedro Ansúrez su señorío, en 1072. Durante la Edad Media fue sede de la corte de Castilla siendo dotada de ferias y Fuero Real y de distintas instituciones como Iglesia Colegial (elevada a rango de Catedral en 1595), Universidad, Real Audiencia y Chancillería o Casa de la Moneda.
Carlos I hizo de Valladolid capital política y, posteriormente, entre 1601 y 1606, fue capital del Imperio español hasta que esta función pasó definitivamente a Madrid. A partir de entonces se inicia un período de decadencia hasta la pujanza de la industria harinera y la llegada del ferrocarril a mediados del siglo XIX a cuyo amparo aparecen los primeros establecimientos siderúrgicos y la circulación del capital dando lugar en 1857 a la creación del Banco de Valladolid. En 1854, se funda El Norte de Castilla, decano de la prensa diaria española. Tras la posguerra, la ciudad experimenta un importante cambio, debido a la instalación de industrias automovilísticas y de otros sectores.
En Valladolid, San Fernando fue proclamado rey de Castilla y se casaron los Reyes Católicos, nacieron Enrique IV, Felipe II, Felipe IV y Ana de Austria, reina de Francia, Magallanes firmó las capitulaciones de la primera circunnavegación del mundo y murió Colón. En la ciudad castellana Cervantes terminó de escribir El Quijote y también escribió Quevedo. Además establecieron sus talleres los más grandes imagineros y orfebres del Renacimiento hispano.
Conserva en su casco antiguo un conjunto histórico compuesto por palacios, casas nobles, iglesias, plazas, avenidas y parques, junto con un patrimonio museístico en el que destacan el Museo Nacional de Escultura, el Museo de Arte Contemporáneo Patio Herreriano o el Museo Oriental, así como las casas - museo de José Zorrilla, Colón y de Cervantes.