La uva chardonnay es muy neutral, con muchos de los sabores comúnmente asociados con la uva y los que derivan del terruño y del roble.[2] Es vinificada en estilos muy diferentes, desde la magra, a vinos de mineral quebradizo de Chablis y de Francia al Nuevo Mundo con roble y con notas de frutas tropicales. En climas fríos (como la región francesa de Chablis y la AVA Los Carneros de California ), la chardonnay tiende a tener un cuerpo de medio a ligero, una notable acidez y sabores a ciruela verde, manzana y pera. En localizaciones cálidas (como las Adelaide Hills, la península Mornington en Australia y las regiones de Gisborne y Marlborough en Nueva Zelanda ) los sabores se convierten en más cítricos y a melón y melocotón mientras que en localizaciones muy cálidas (como la AVA Costa Central de California ) aparecen más notas de higo y frutas tropicales como la banana y el mango. Vinos que han pasado por la fermentación maloláctica tienden a tener una acidez más baja y sabores a frutas con una sensación más mantecosa en la boca y notas de avellana.[3]
La chardonnay es un componente importante de muchos vinos espumosos alrededor del mundo, incluyendo el champán. Un pico de popularidad a finales de los años 1980 dio lugar a una reacción acerca de este vino que hizo ver a la uva con un componente negativo por la globalización del vino. No obstante, sigue siendo una de las variedades de uva más ampliamente plantadas, con unas 160.000 hectáreas[4] alrededor del mundo. Se encuentra solo después de la airén en la lista de uvas blancas de vino más plantadas. Está plantada en más regiones vitícolas que cualquier otra uva, incluyendo la cabernet sauvignon.[1]
La variedad chardonnay es originaria del viñedo de Borgoña, y, más concretamente, de los alrededores del pueblo de Chardonnay, donde ya se menciona el cultivo de la vid en el siglo X. Si el nombre romano del pueblo era Cardonacum (un lugar donde crece cardos, chardon en francés), este evolucionó en chardonay y la cepa se conocía como chardenet, chaudenet o chardenay hasta que el Congreso de Ampelografía de Chalon-sur-Saône de 1896 fijó el nombre actual.[5] Unos estudios científicos recientes han permitido establecer la genética de la chardonnay como el resultado del cruce por polinización entre la pinot noir y la ya desaparecida gouais blanc, unas cepas más antiguas que existían en Borgoña antes de la chardonnay.[5]
Durante mucho tiempo se asumió una conexión entre la chardonnay y la pinot noir o la pinot blanc.