Generalmente el Caravelle es considerado como el primer diseño de avión de reacción realmente satisfactorio, pues sus dos antecesores sufrieron diversos problemas que no permitieron su consolidación: por una parte el De Havilland Comet sufrió una serie de accidentes en vuelo que lo llevaron a ser retirado del servicio ; por otra el Avro Jetliner fracasó porque su constructor no pudo soportar el volumen de pedidos. El Caravelle sería uno de los más populares reactores durante años, al ser vendido a compañías de toda Europa e incluso hubo 20 unidades en servicio en los Estados Unidos.
El 12 de octubre de 1951 el "Comité du Matériel Civil" (Comisión de material Civil) publicó las especificaciones para un avión de medio alcance, las cuales serían posteriormente enviadas a la industria aeronáutica por la Direction Technique et Industrielle. Este organismo solicitaba una aeronave con capacidad de entre 55 y 65 pasajeros y 1000 kg de carga en rutas de hasta 2000 kilómetros con una velocidad de crucero media de 600 km/h. El tipo y número de motores no estaba especificado. Varios proyectos para diseñar esta clase de avión fueron ideados desde 1946 por varias de las primeras constructoras aeronáuticas francesas, pero no disponían del suficiente poder económico para iniciar los trabajos.
La respuesta de la industria francesa fue fuerte, pues las mayores constructoras enviaron al menos una propuesta, con un total de 20 diseños diferentes. La mayoría de las propuestas utilizaban motores de reacción, aunque Breguet presentó ciertos diseños tanto con motores de reacción como de hélices; entre éstos había uno de un trirreactor de motores Atar para ser desarrollado en asociación con la "SNCA du Nord" así como otro propulsado con hélices conocido como Br. 978. Hurel-Dubois presentó varios diseños de aparatos propulsados con hélice basados en un fuselaje estrecho con ala alta similar a varios aviones regionales de hélice.