Entre los rasgos convencionalmente considerados masculinos, en tanto el conjunto de características al rol tradicional del varón, se incluyen la valentía, la independencia, y la asertividad. Las valoraciones de estas características y sus aplicaciones específicas varían según la ubicación y el contexto, dependiendo de factores sociales y culturales. Otras fuentes también consideran la fuerza muscular e intelectual, la valentía, la virilidad, la ambición, el dominio de habilidades, el estoicismo, la agresividad, la competitividad, la seguridad, la auto-represión de la afectividad y el ejercicio de la violencia como rasgos de masculinidad. De este modo, a lo largo de la historia, los varones han experimentado una gran presión social para responder a las expectativas culturales de masculinidad, a través de comportamientos asociados a esos atributos. Asímismo en este contexto también ha provocado reacciones de hostilidad y represión cuando aparecen mujeres exhibiendo estas características.
Tanto los hombres como las mujeres pueden presentar rasgos y comportamientos masculinos. Aquellos que exhiben características tanto masculinas como femeninas se consideran andróginos y filósofas feministas, como Judith Butler, han argumentado que la ambigüedad de género puede desdibujar y transgredir las clasificaciones binarias y normativas de la identidad sexual.
La concepción tradicional y hegemónica de " masculinidad " vincula y legitima la idea de que existe una relación natural entre el sexo masculino y la detención social del poder, especialmente en lo que refiere a la posición relativa de los hombres respecto de las mujeres. Esta ideología, conocida popularmente machismo, ha condicionado a los hombres para desarrollar conductas caracterizando el riesgo, la ausencia de responsabilidad y el ejercicio de la violencia. Actualmente, la ideología machista es rechazada oficialmente en las sociedades contemporáneas. Sin embargo en la práctica todavía existen desigualdades o presión por perpetuarla.
En algunas culturas y dependiendo del idioma, los conceptos y objetos inanimados se consideran masculinos o femeninos (la contraparte de lo masculino ).. Asímismo en la actualidad, se consideran algunos diseños de objetos cotidianos y representaciones como "masculinas" o "femeninas" desde el punto de vista de ventas, diseño y mercadeo.
El concepto de la masculinidad varía histórica y culturalmente; por ejemplo, aunque el dandi fue visto como un ideal de masculinidad del siglo XIX, es considerado afeminado por los estándares modernos. Similar a la masculinidad es la virilidad (del latín vir, " hombre "). Y por otro lado muchas actividades cotidianas que los hombres modernos realizan como lavar los platos o la ropa eran vistas como "afeminadas" en la antigüedad.
Actualmente existe un amplio espectro de investigaciones sobre el tema de la masculinidad y las masculinidades desde distintas ciencias sociales y con diferentes perspectivas.