La Paz fue fundada el 20 de octubre de 1548 por el conquistador español Alonso de Mendoza en el asentamiento Inca de Laja con el nombre de Nuestra Señora de La Paz, en conmemoración a la pacificación de las guerras civiles en el Virreinato del Perú. La ciudad fue trasladada posteriormente a su ubicación actual en el valle de Chuquiago Marka. La Paz fue inicialmente controlada por el dominio español del Virreinato del Río de la Plata como una ciudad de tránsito establecida en la ruta comercial entre Potosí y Lima. Posteriormente la ciudad experimentó numerosas revueltas a favor de su independencia, siendo las más importantes la revuelta de 1781, cuando el líder indígena Túpac Katari, sitió la ciudad por seis meses y la del 16 de julio de 1809, cuando el patriota Pedro Domingo Murillo inició una revolución en la ciudad, dando inicio a las guerras de independencia hispanoamericanas.
Como sede de gobierno de Bolivia, La Paz alberga el Palacio Quemado, sede del poder ejecutivo boliviano, el Palacio de la Asamblea Legislativa Plurinacional, sede del poder legislativo y numerosos departamentos gubernamentales. Sucre sigue siendo, sin embargo, la capital constitucional del país y retiene el poder judicial. También en La Paz se encuentran asentadas todas las embajadas y misiones diplomáticas extranjeras que llegan a Bolivia. Con el pasar de los años, la ciudad de La Paz se convirtió en un importante centro político, administrativo y económico financiero de América Latina ; y es responsable de generar el 24 % del Producto Interno Bruto del país, además de ser la sede central de la mayoría de empresas e industrias bolivianas. La Paz posee un PIB nominal de 6543 millones de dólares, un PIB per cápita Nominal de 3506 y un PIB PPA per cápita de 7470 dólares.
La Paz se destaca también por ser un importante centro cultural a nivel latinoamericano debido a su diversidad cultural; alberga monumentos y sitios importantes, como la Basílica de San Francisco, la Catedral Metropolitana, la Plaza Murillo y la Calle Jaén. La ciudad es también conocida por sus mercados únicos, particularmente el Mercado de las Brujas y por su vibrante vida nocturna. Su topografía accidentada ofrece vistas únicas de la ciudad y de la Cordillera Real desde varios miradores naturales.