frutti di bosco - rompecabezas en línea
Grutesco (del italiano grottesco, y este de grotta -" gruta "-) es un motivo decorativo derivado de la decoración de las " cuevas " descubiertas en la Roma del siglo XV y que posteriormente se han identificado como habitaciones y pasillos de la Domus Aurea (el palacio que Nerón hizo construir tras el gran incendio del año 64). Fueron muy utilizados en el arte del Renacimiento y se divulgaron por toda Europa. Consiste en la combinación de elementos vegetales ("follajes", guirnaldas ), vasijas, cornucopias, panoplias, figuras humanas y teriomórficas ("bichas", centauros, sátiros, putti), animales fantásticos y seres mitológicos ("sabandijas", "quimeras"), mascarones, bucráneos, etc., que se relacionan de manera caprichosa y rellenan de forma profusa el espacio (horror vacui) en composiciones simétricas.
Su condición de estilo extravagante (se definían sus motivos como ridículos, chabacanos, vulgares o absurdos) extendió el uso del término grotesco como sinónimo de tales adjetivos, incluso de lo irregular, grosero y de mal gusto. También se denomina así lo relativo a las cuevas artificiales. La decoración con rocalla o rocaille (en jardinería e interiores respectivamente) es propia de estilos posteriores (el Rococó del siglo XVIII). Muy anterior es la utilización de monstruos en el arte medieval (gárgolas, canecillos); mientras que la fase final del Renacimiento, el Manierismo, tiene algunos ejemplos destacados de ello ( Parque de los monstruos de Bomarzo). Lo grotesco terminó por definir una categoría estética diferenciada de la idea clásica de belleza, en oposición a la categoría de lo sublime.
"Grutescos" como decoración
La difusión de la utilización de grutescos como decoración pictórica y arquitectónica, y en las artes menores, fue amplísima a pesar del reproche intelectual que se realizaba en contextos académicos, y que se remontaba a textos del tratadista romano Vitruvio, que ya había condenado la moda de tales ornamentos en De architectura. El manierista Giorgio Vasari, cuyo concepto de grutesco es peyorativo (pitture licenziose e ridicole molto), realiza una curiosa correspondencia entre fondo y forma, al usar en su lenguaje un retorcimiento que imita la singularidad del objeto descrito:
Los grutescos son una clase de pintura libre y divertida inventada en la Antigüedad para decorar los muros donde únicamente se podían situar formas suspendidas en el aire. En ellas, los artistas representabas deformidades monstruosas, hijas del capricho de la naturaleza o de la extravagante fantasía de los pintores: inventaban esas formas fuera de toda regla, colgaban de un hilo muy delgado un peso que jamás habría podido soportar, transformaban en hojas las patas de un caballo y las piernas de un hombre en patas de grulla, y pintaban también una gran cantidad de diabluras y extravagancias. El que tenía la imaginación más desbordante parecía el más capacitado. Después se introdujeron las reglas y se limitó la maravilla a los frisos y a los compartimentos a decorar.