Filipinas tiene una población estimada de 102 millones de habitantes; Filipinas es el 12.º país más poblado del mundo, sin considerar los 11 millones de filipinos que viven en el extranjero. Varias etnias y culturas conviven a lo largo de sus islas. Catalogado como un país recientemente industrializado, su economía continúa el constante crecimiento que inició desde su independencia. Las reformas económicas implementadas a inicios del siglo XXI lograron que el sector servicios desplazara a la agricultura como la principal actividad económica, y ahora este aporta más de la mitad del PIB. Sin embargo, aún enfrenta diversos retos en la infraestructura : la falta de desarrollo en el sector turístico, la educación, la atención a la salud y el desarrollo humano.
En tiempos prehistóricos, los negritos fueron algunos de los primeros habitantes del archipiélago, seguidos por oleadas sucesivas de pueblos austronesios que trajeron consigo tradiciones y costumbres de Malasia, India y el mundo islámico, mientras que el comercio introdujo algunos aspectos culturales chinos.
En 1521, la llegada del explorador Fernando de Magallanes marcó el comienzo de una era de influencia y posterior dominio español. Miguel López de Legazpi estableció el primer asentamiento español en Filipinas en 1565, con la fundación de Cebú. En 1571 fundó la ciudad de Manila, que se convertiría en el centro administrativo y económico del Imperio español en Asia y puerto de partida del galeón de Manila con destino Acapulco. Tres siglos de colonización española dieron lugar a una cultura hispano-asiática, patente en el arte, música, gastronomía y costumbres de Filipinas, en especial su religión católica. También surgió una variante filipina del idioma español, que floreció en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX.
A finales del siglo XIX estalló la Revolución filipina, apoyada por Estados Unidos, y posteriormente la Guerra hispano-estadounidense que dio lugar a la cesión de las islas por España a EE. UU. en 1898. Las desavenencias entre la nueva República Filipina y EE. UU. desembocaron en la Guerra filipino-estadounidense que acabó con la victoria estadounidense en 1903. De esta forma, los Estados Unidos reemplazaron a España como potencia dominante. A excepción del periodo de ocupación japonesa, los estadounidenses mantuvieron la soberanía sobre las islas hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1946. Desde la independencia, el país atravesó varias crisis políticas que sirvieron para definir las características de una república constitucional.
El legado de los distintos periodos históricos se refleja en la actual cultura del país, que es una combinación de lo indígena prehispánico con elementos chinos y la cultura hispánica, debido a tres siglos de presencia española. Esta cultura mestiza está presente en la gastronomía, en la música, los bailes y el arte filipino. El carácter hispánico es más evidente en su religión católica, en su legado arquitectónico, en especial las iglesias y casas de estilo colonial y en muchos topónimos del país, y en nombres y apellidos. Finalmente, la herencia de los Estados Unidos perdura en el idioma inglés y en una mayor afinidad con la cultura popular.
Antes de adquirir su denominación actual, se utilizaron otros nombres para referirse al país como «Islas del Poniente» y «San Lázaro», ambos otorgados por Fernando de Magallanes. El vocablo « Filipinas » deriva del nombre del rey Felipe II de España. Durante una expedición en 1542, el explorador español Ruy López de Villalobos bautizó las islas de Leyte y Sámar como «Felipinas» en honor al entonces Príncipe de Asturias.