El Loto Azul es la segunda parte de una historia iniciada en el álbum anterior, Los cigarros del faraón, aunque puede leerse de forma independiente. La acción se desarrolla en su mayor parte en China, principalmente en la ciudad de Shanghái. El título está tomado del nombre de un ficticio fumadero de opio de esta ciudad. Tiene una gran relevancia dentro de la historia de la serie, por ser la primera vez que su creador, Hergé, se preocupó por documentarse exhaustivamente acerca del tema tratado, para lo que contó con la ayuda de un estudiante chino, Zhang Chongren, que influiría notablemente en el álbum y en su obra posterior. Para algunos autores, se trata de la primera obra maestra de Hergé e incluso hay quien considera este álbum el mejor de toda la serie.
En 1934, el artista gráfico Georges Remi, más conocido desde 1924 como Hergé, ya conocía el éxito profesional a sus 27 años. Tras contraer matrimonio con Germaine Kieckens en 1932, su carrera parecía consolidarse. Acababa de fundar una agencia de publicidad llamada Atelier Hergé, en la que, para poder hacer frente a los numerosos pedidos, había incluido como socio a José De Launoit, amigo, antiguo compañero del movimiento escultista y del servicio militar y padrino de boda. Al mismo tiempo, su trabajo en el diario católico Le Vingtième Siècle le proporcionaba gran popularidad desde que en 1927 fuera contratado por su editor, el abate Norbert Wallez. Además de otras colaboraciones en distintos suplementos del periódico — de ideología bastante conservadora—, Hergé se ocupaba del suplemento infantil Le Petit Vingtième desde su creación en 1928. Sus personajes gozaban de la aceptación del público infantil y juvenil. Por ejemplo, desde 1930 venía dibujando las aventuras de Quique y Flupi, dos pilluelos de Bruselas que habían dado ya lugar a la publicación de dos álbumes, y en 1934 había iniciado las aventuras de Popol y Virginia.
Pero eran las aventuras de Tintin las que más éxito proporcionaban a su creador. Tintín en el país de los Soviets (1929-1930), Tintin en el Congo (1930-1931) y Tintín en América (1931-1932) habían sido muy populares. La fama del personaje era tal que el diario organizó multitudinarias recepciones populares a Tintín en la Estación del Norte de Bruselas al término de la publicación seriada de cada una de las tres historias, contando con la participación de un joven y un perrito que encarnaban al reportero y su mascota. El estilo de línea clara con el que estaban dibujadas suponía el tipo de dibujo más moderno de su época. Con posterioridad a la publicación de las historietas en capítulos semanales del suplemento, se publicaron con éxito los tres álbumes recopilatorios de las aventuras. Por esta época surgieron ciertas diferencias entre el autor y el periódico que fueron resueltas con un nuevo acuerdo económico más favorable a Hergé que se firmó cuando ya se había iniciado la publicación de El Loto Azul.
El interés de Hergé por China se había iniciado en 1923, cuando —todavía adolescente— participó en un retiro espiritual en la abadía de Saint-André de Loppem y conoció al padre Édouard Neut. En el monasterio residían varios monjes que habían vivido en aquel lejano país, y el propio Neut era un experto en la historia y cultura del gigante asiático.