En términos medievales, una cripta es una cámara de roca, normalmente bajo el suelo de una iglesia. Las primeras criptas o grutas sagradas fueron excavadas en la roca, para esconder a los ojos de los profanos las tumbas de los mártires; más tarde, sobre estos hipogeos venerados por los primeros cristianos, se levantaran las capillas y las vastas iglesias; después se estableció las criptas bajo los edificios destinados al culto para encerrar los cuerpos de los santos recogidos por la piedad de los fieles.
Algunas iglesias fueron elevadas del nivel del suelo para albergar una cripta a nivel del suelo, como es el caso de la iglesia de San Miguel en Hildesheim, Alemania. Las criptas se encuentran típicamente bajo el ábside como en Saint-Germain de Auxerre, pero ocasionalmente se encuentran bajo las alas o las naves laterales. Se conocen desde los primeros tiempos del cristianismo, en particular en Orleansville y Djémila ( Argelia ) y Byzantium en Saint John Studio en Constantinopla, las criptas fueron usadas y extendidas en principio por Europa occidental bajo el Imperio de Carlomagno, son más comunes en el temprano medieval occidental, por ejemplo en Borgoña en Dijon y Tournus. Después del siglo X decae la necesidad de crear criptas cuando la Iglesia permite conservar las reliquias en el nivel principal de la iglesia. En el gótico rara vez son construidas.
Muchas de nuestras antiguas iglesias poseen criptas que remontan a una época muy lejana: unas son solo salas cuadradas, abovedadas en curva o en arista, siguiendo el método antiguo, son adornadas a veces solamente por fragmentos de columnas y de capiteles que imitan toscamente la arquitectura romana; otras son verdaderas iglesias bajo tierra con naves laterales, ábsides y absidiolas.