Bélgica - rompecabezas en línea
Bélgica (en neerlandés, België, [ˈbɛl.ɣi.jə] ; en francés, Belgique, [bɛlʒik] ; en alemán, Belgien, [ˈbɛlɡiən] ), oficialmente Reino de Bélgica (en neerlandés: Koninkrijk België, en francés: Royaume de Belgique y en alemán : Königreich Belgien), es un país soberano, miembro de la Unión Europea, situado en el noroeste europeo. El país cubre una superficie de 30 528 kilómetros cuadrados[1] y posee una población de 11 409 077 habitantes según la estimación de 2016.[2] Su capital y ciudad más poblada es Bruselas.
Es un Estado multilingüístico con tres lenguas oficiales: el 57 % de su población, en la región de Flandes principalmente, habla neerlandés, mientras que cerca del 42 % habla francés (en la región de Valonia, al sur, y en la Región de Bruselas-Capital, una región oficialmente bilingüe que acoge una mayoría de hablantes de francés). Menos de un 1 % de los belgas vive en la Comunidad germanófona, donde hablan alemán, junto a la frontera al este del país. A menudo, esta diversidad lingüística lleva a severos conflictos políticos y culturales, muy parecidos a los de otros países bilingües, reflejándose en el complejo sistema de gobierno de Bélgica y en su historia política.
Bélgica recibe su nombre de la denominación latina de la parte más septentrional de la Galia, Gallia Belgica, el cual, a su vez, procede de un grupo de tribus celtas, los belgas. Históricamente, Bélgica ha sido parte de los Países Bajos de los Habsburgo, los cuales incluían los actuales Países Bajos y el Gran Ducado de Luxemburgo, ocupando una región algo mayor que el moderno Benelux.
Desde finales de la Edad Media hasta el siglo XVII, fue un floreciente centro de comercio y cultura. Desde el siglo XVIII hasta la Revolución belga de 1830, Bélgica, en aquella época llamada los Países Bajos del Sur, fue el lugar de muchas batallas entre las potencias europeas y es por ello que se ha ganado el apodo de "el campo de batalla de Europa "[5] o "la cabina de Europa ".[6]
Es uno de los miembros fundadores de la Unión Europea, cuyas instituciones principales están ubicadas en el país, así como un número importante de otras organizaciones internacionales, como la OTAN.
Etimología
El más antiguo uso de las voces Belga y Bélgica que nos ha llegado está en el De Bello Gallico de Julio César. En dicho libro, el conquistador romano dividía toda la Galia en tres partes: los galos propiamente tales, los aquitanos y los belgas.