Dentro de la complejidad biológica los órganos se encuentran en un nivel de organización biológica superior a los tejidos e inferior al de un sistema.
Jiménez-Castellanos, Catalina Herrera y Carmona Bono, en su Anatomía humana general, proponen las siguientes definiciones:
Órgano —Parte diferenciada del cuerpo que participa en la realización de una función.
Aparato —Conjunto de órganos distintos en su estructura que contribuyen a realizar la misma función.
Los órganos de los animales y los del ser humano son el corazón, pulmón, cerebro, ojos, lengua, estómago, bazo, huesos, páncreas, riñón, hígado, intestinos, piel (el mayor órgano de todos), vejiga, y los órganos que componen el aparato reproductor: los femeninos (ovarios, clítoris, útero) y los masculinos (testículos, pene, próstata). Los órganos internos también se denominan vísceras.
Dentro de los distintos niveles de organización de la complejidad biológica de los animales nos encontramos con numerosos órganos agrupados según su función en los distintos aparatos y sistemas biológicos.
No todos los animales poseen todos los órganos, sólo los denominados animales superiores —por tener aparato reproductor— (vertebrados: aves, mamíferos, reptiles, peces y anfibios), disponen de todos o la mayoría de órganos relacionados.
Algunos órganos, por su función, pueden adscribirse a dos o más sistemas o aparatos. El sistema nervioso coordina el adecuado funcionamiento de los distintos sistemas y aparatos.
Se relacionan los distintos órganos agrupados en sistemas y aparatos funcionales de la anatomía humana:
Prácticamente por todo el cuerpo humano encontramos órganos o partes de los sistemas muscular, esquelético, el cardiovascular, linfático y nervios, ya sea central o periférico.