Los cajones abarrotados de sueños acumulados se hicieron añicos, llenando rincones y grietas vacías. Enredados por el choque con los anhelos, crearon nuevas imágenes. Durante algunos años, reprimidos, comenzaron a brotar tímidamente, trayendo alegría renovada. Otros dormitan, esperando que se cumplan los mejores vientos. Mientras tanto, las páginas escritas en verso son leídas por el viento. Compone una melodía con estas palabras. Y sólo una lágrima tardía rodará sigilosamente en el ojo para correr suavemente por la mejilla.